Indemnización por no diagnosticar y tratar un ictus
El Servicio Andaluz de Salud acuerda indemnizar con 121.800 euros a una paciente que acudió a un hospital malagueño con claros síntomas de estar sufriendo un ictus, reconociendo que se produjo un error de diagnóstico y del tratamiento que requería.
Concretamente estima la reclamación patrimonial presentada por la afectada al señalar que la asistencia médica dispensada en el hospital no se ajustó a los protocolos existentes para los casos de ictus, como era el suyo, privando a la paciente de la administración de tratamiento fibrinolítico. La falta de aplicación de dicha terapia reconoce que pudo influir significativamente en el estado final de la paciente.
Acepta así la Administración sanitaria los argumentos expuestos en la reclamación patrimonial por el despacho de abogados Castillo Calvín que ha defendido los intereses de la perjudicada. Asume en su resolución que el cuadro médico omitió la prescripción de un tratamiento adecuado, a pesar de que la paciente ingresó con el Código Ictus activado. La indemnización concedida por las graves secuelas asciende a un total de 121.800 euros.
Antecedentes del caso
Los hechos se originan cuando una joven fue trasladada en ambulancia a Urgencias de un hospital de Málaga. Se encontraba grave, pues tenía pérdida de visión en ambos ojos, hemiplejía del lado derecho y afasia motora y sensitiva.
A pesar de que la UVI móvil, que trasladó a la paciente solicitó la activación del código ictus y alertó al hospital, no fue derivada al centro hospitalario de referencia en la provincia de Málaga para estos casos. De esta manera, no fue atendida por un especialista en Neurología. Además, el médico de urgencias no continuó con las medidas establecidas en el protocolo de Código Ictus activado por el Servicio de Urgencias 112.
El facultativo se limitó a dejarla sentada en el área de observación. Como medicación, únicamente le pautó un ansiolítico-sedante, aunque en pacientes con sospecha de procesos cerebrales agudos no es conveniente administrarse fármacos que puedan deprimir el nivel de conciencia.
En la actualidad, y como consecuencia de esta grave negligencia médica, la paciente necesita la supervisión constante de las actividades de la vida diaria y precisa ayuda de terceras personas para actividades como cocinar, conducir o tomar su medicación. También presenta como secuela una pérdida de la capacidad de producir o comprender el lenguaje oral.
Qué es un ictus
Un ictus, también conocido como accidente cerebrovascular (ACV), es una afección médica que ocurre cuando el flujo de sangre al cerebro se interrumpe, ya sea debido a un coágulo de sangre o a la ruptura de un vaso sanguíneo. Esto puede causar daño cerebral y síntomas como debilidad en un lado del cuerpo, dificultad para hablar o visión borrosa. Es una emergencia médica y requiere atención inmediata.
Por ello, la activación del código ictus y la atención por un médico especializado en estas patologías, permite mejorar la supervivencia y reducir las posibles secuelas de un accidente cerebro vascular. De ahí que resulte vital una evaluación clínica correcta y una actuación terapéutica con trombolíticos en las primeras horas.