La negligencia médica es un término que se refiere a la falta de atención, habilidad o cuidado por parte de un profesional de la salud. Se considera así que existe una mala praxis profesional cuando un paciente sufre algún tipo de daño debido a la mala praxis de un médico u otro profesional de la salud.
Existen varias formas en las que un error médico puede ocurrir. Una de ellas es a través de un diagnóstico incorrecto o tardío, lo que puede conducir a un tratamiento inadecuado o retrasado. También puede ocurrir que un médico administre un tratamiento incorrecto o no trate adecuadamente una condición médica, lo que puede conducir a complicaciones graves. La negligencia médica también puede ocurrir durante un procedimiento quirúrgico. Los errores durante una cirugía pueden tener consecuencias graves, como daño permanente a los órganos o tejidos, infecciones o incluso la muerte.
La importancia de los protocolos médicos
Hay que tener en cuenta que la Medicina no es una ciencia exacta y por ello no puede exigirse la obtención del resultado ni que éste sea siempre favorable para el paciente. Por ello, la negligencia médica se produce cuando no se observa la “lex artis” de la profesión conforme a los protocolos médicos propios de cada especialidad. Estos protocolos consisten en un conjunto de procedimientos diagnósticos y terapéuticos que se deben adoptar ante cualquier enfermo que presenta un determinado cuadro clínico, siendo aprobados por hospitales, administraciones sanitarias y sociedades científicas.
Reclamación por negligencia médica
De esta manera, no se puede reclamar una responsabilidad basada tan solo en la producción de un daño tras la realización de un acto médico, pues lo que se sanciona en materia de responsabilidad sanitaria no son los resultados, sino la incorrecta o insuficiente aplicación de medios. Así, a los médicos y servicios hospitalarios se les debe exigir una actuación apropiada teniendo en cuenta las circunstancias del caso concreto que, además, sea conforme a las técnicas vigentes en función del conocimiento de la práctica sanitaria.
Por ello, la viabilidad de una reclamación sanitaria por negligencia médica dependerá de que concurran una serie de factores:
1 La efectiva realidad del daño o perjuicio, evaluable económicamente.
2Que el daño o lesión sufrida por el paciente sea consecuencia del funcionamiento de la atención médica prestada en una relación directa e inmediata y exclusiva de causa a efecto, sin intervención de elementos extraños que pudieran influir, alterando, el nexo causal.
3Ausencia de fuerza mayor.
4Que el reclamante no tenga el deber jurídico de soportar el daño causado por su propia conducta.
Carga de la prueba
Tanto la prueba que determine que el acto sanitario fue imprudente, como su relación de causalidad con el daño ocasionado, corresponde a quien reclama su reparación. Es por ello que resulta muy importante contar con peritos médicos expertos que analicen estos elementos y determinen si el procedimiento asistencial ha seguido los procedimientos de actuación previstos conforma al protocolo médico aplicable.
Este primer examen de la viabilidad del asunto desde el punto de vista sanitario, permitirá luego al abogado especialista valorar desde el punto de vista jurídico, sus posibilidades reales de éxito, teniendo en cuenta que, al margen de las concretas circunstancias clínicas, en este campo del derecho el marco legal resulta complejo, con una jurisprudencia en constante evolución y con estrictos plazos de prescripción que, en muchas ocasiones, condicionan su viabilidad.
